Por Marcos Vizcarra
Cuando a Fito Páez le tocó sufrir por el asesinato de su abuela y una de sus tías hacia finales de la década del 80, hecho que culminó con el disco “Ciudad de Pobres Corazones”, uno de los discos más oscuros del músico rosarino, el propio Páez declaraba: “El mundo está mal hecho. Hoy me tocó a mí, hace cinco años le tocó a John Lennon. En este momento estoy aturdido, desamparado. Mataron al amor de mi vida, mi abuela”. La sensación que reina en Rosario es que hoy le tocó al otro. A un vecino, un amigo del club, un compañero del colegio. Mañana me puede tocar a mí.
Rosarino no era Suiza y de la noche a la mañana se convirtió el Ciudad Juárez, pero el slogan de campaña de Omar Perotti (Ahora la Paz y el Orden) golpea hondo en un gobierno que va hacia su tercer año de gestión y ve como empeoran todos los indicadores vinculados a la seguridad ciudadana. La seguridad sigue siendo en Santa Fe lo que la economía a nivel nacional.
Peor que el presente es la poca expectativa de futuro. Nadie vaya a creer que Rosario es la única ciudad del país donde se consume y se vende droga. Pero si es cierto que la ciudad tiene una tasa de homicidio que supera a la de cualquier centro urbano del país. Incluso Córdoba, ciudad que siempre pica en punta al momento de tejer comparaciones. El intendente Pablo Javkin repite una y otra vez que desde las cárceles se digitan balaceras, crímenes y amenazas. El home-office del sistema penitenciario y pide tener poder de voto y de veto ante la elección del jefe de policía. “Si la oposición cree que no es la salida que aporte una”, me dijo en la radio durante la semana pasada.
También en una entrevista, el intendente de Villa Gobernador Gálvez, Alberto Ricci, me aseguró que tiene una entrevista pendiente con el intendente de Rosario. “Yo no estoy capacitado para elegir a alguien que no conozco. A un policía que no sé de dónde viene”, aseguró.
Que nadie se confunda, Ricci es intendente de una de las ciudades más calientes de Santa Fe y gobierna desde el Frente Progresista. Bien lejos de los lineamientos de Omar Perotti. Pero no se alimenta de humo.
Elegir al Jefe de la Unión Regional II de Policía es poner un nombre para que coordine una fuerza que está desmembrada que se autogobierna. Una fuerza a la que el intendente no forma, no le paga y mucho menos conduce. En términos futbolísticos pareciera que el intendente es uno de esos jugadores que no se esconde, que pide la pelota en los partidos más calientes y cuando su equipo va perdiendo. Aún con el riesgo de tirarla a la segunda bandeja. Otros dirán que es el que se besa el escudo, pero se va a la primera de cambio.
Alguien que pasó por el ministerio de Seguridad y luego vio durante ocho años cómo se cocina el poder en la provincia de Santa Fe alguna vez me dijo que cuando se elige un Jefe para la Policía hay que conformarse con el menos peor. No hay formación y la mayoría, por no decir todos, tienen prontuario.
Se animará Javkin a poner un Jefe de Policía y que luego las marchas y las carpas se le instalen frente al Palacio de los Leones, porque eso es lo que va a pasar cuando fracase. Ya no podrá repetir una y otra vez: “Los rosarinos merecemos que nos cuiden”.
Ya nadie pide más Gendarmes, ya nadie vuelve a hablar de más fiscales federales para Santa Fe. No lo hacen porque es parte de una película que se vio una y mil veces. Y aunque siempre es la misma, algunos pareciera que siguen esperando otro final.
La foto más clara de la fragmentación social, la degradación y la ausencia de futuro es el dato preliminar de las declaraciones juradas en Santa Fe para no perder los subsidios energéticos. El 51 por ciento de los hogares que hicieron el trámite no supera ingresos mensuales por 90 mil pesos. Más de la mitad de los santafesinos seguirán teniendo el 100 por ciento de los subsidios porque fueron categorizados como de ingresos bajos. Hablamos de santafesinos que tienen internet y completaron el trámite. Ni pensar en aquellos que no tiene conectividad, que ni se enteraron del recorte de subsidios y ni siquiera les preocupa. Simplemente porque están enganchados de la luz y porque no cuentan con gas natural de red. Otra foto de la fragmentación social de la Argentina.
Mano dura, baja de la edad de imputabilidad, más penas, más policías y más cárceles. Hay que explicarles a los seguidores de la derecha extrema que Santa Fe tiene récord histórico de presos, más de los que se pueden alojar. También casi 25 mil policías, junto a Córdoba de las más numerosas del país después de Buenos Aires. Ningún índice mejoró.
A estar atentos porque la política entra en modo campaña en solo algunas semanas y se acelerará después del Mundial. En una Argentina donde pensar a largo plazo es hablar de las próximas 24 horas, no faltará quien prometa algún que otro slogan similar a “Paz y Orden” o “Voy a disputarle cada pibe al narcotráfico” con la idea de ganar una elección, pero sin tener la menor idea que hacer cuando le toque gobernar.