Por Marcos Vizcarra
Bienvenido el siglo 21 a las campañas políticas en Argentina. Discurso cero, redes sociales, videos en TikTok y acusaciones cruzadas que tienen la misma fecha de vencimiento que un mensaje temporario de WhatsApp, se borran a las 24hs.
A nadie puede sorprenderle que Javier Milei busque a Patricia Bullrich para que sea su ministra de Seguridad después de decir que la presidenta del PRO tiene las manos manchadas con sangre. “Montonera, asesina y pone bombas en jardines de infantes”, le tiró durante la campaña. Por mucho menos que esto cualquier persona de a pie rompería todo tipo de vínculo. Nunca es suficiente para la política. Nunca lo es. Un cargo, un lugar de poder, figurar, pertenecer, todas son opciones valederas para quienes viven enfermos de ego y poder.
Pero claro, para alguien que no vive en Argentina podría sospecharse que esto solo es posible en la psiquis de un presidente electo inestable, de discurso agresivo, movilizado por la ira, que hace campaña con una motosierra y que carece de cualquier sentimiento que roce la empatía. Pues se equivoca.
La modelo más fina, con las formas más adecuadas, el tono más dulce y seductor y una narrativa de campaña que llamaba al “sentido común”, también olvida sus declaraciones al día siguiente.
“No voy a convocar a todos, ratifico todo lo que dije en la campaña. No voy a convocar a nadie que haya tenido tratos con cosas oscuras y criminalidad”, decía Carolina Losada en campaña contra Maximiliano Pullaro.
No queda claro si Georgina Losada, la hermana, entendió lo mismo que la precandidata. Finalizada la campaña, la menor de las “losadas” encontró un lugar en el gabinete de Pullaro. Ocupará un espacio en el área de comercio exterior.
El “modo olvido” también afectó al intendente de Rosario, Pablo Javkin y al periodista Miguel Tessandori. En la interna se repetía que la opción era Javkin o la mafia.
Los precandidatos se acusaron mutuamente de campaña sucia. Tessandori denunció apriete en los barrios y Javkin puso en dudas el origen del financiamiento de su adversario.
Finalmente ganó Javkin, que está convencido que necesitó del candidato de Whpei para ganarle a Monteverde en las generales y ahora lo lleva a su gabinete para iniciar su segundo gobierno. El claro ganador fue el empresario, que también logró un ministerio para su amiga en Santa Fe y otra secretaría para un periodista en el mismo gobierno.
Como en el WhatsApp, esta nota también es por tiempo limitado.